Gracias a nuestro Fondo de Acción Social, en colaboración de la Asociación Empresarial de Hostelería.

En 1995 la Comunidad Salesiana de Porto-Novo (Benin) abrió un Hogar (Foyer) para los «niños de la calle» que llamó “Foyer Don Bosco”, al que siguió una nueva casa que se denominó “Centro Magone”, cerca de un instituto y de una escuela primaria, centros adonde se envían a cursar estudios a los niños más integrados de la primera casa.

Con la experiencia de los años en los mercados y sobre todo en el mercado de Dantokpa en Cotonou –uno de los más grandes al aire libre de la Región de África Occidental en el cual son muy numerosos los/as niños/as de la calle, quienes se desplazan con facilidad a Porto-Novo por su cercanía, deambulando igualmente por el mercado y sus alrededores– el Foyer don Bosco ha tomado la decisión de construir una casa de protección de la noche llamada “Mamá Margarita”, y de ofrecer durante el día la formación ocupacional en tres talleres (costura, mecánicas de motos y carpintería metálica).

La Junta de Gobierno de la Hermandad de Santa Marta ha acordado destinar una parte del Fondo de Acción Social –que se nutre de las cenas benéficas celebradas en colaboración con la Asociación Empresarial de Hostelería– para dotar íntegramente la equipación necesaria para el taller de costura ubicado dentro de la casa «Mamá Margarita», que está compuesta por unas veinticinco máquinas coser, maniquíes, y otros elementos de costura necesarios para que estos jóvenes aprendan el oficio y puedan entrar a trabajar en los talleres locales, saliendo de la espiral de miseria y marginación en que se encuentran. Continuamos así la labor iniciada con el taller de carpintería metálica «Cristo de la Caridad» que equipamos en Porto-Novo en 2010.

Cotonou tienen aproximadamente 1.400.000 habitantes, y es la capital económica de Benin. Es la primera ciudad más importante del país, aunque su economía, carente de industrias, gira en torno a la exportación de fibras textiles y productos agrícolas tropicales. El 50% de la población de Cotonou es menor de 18 años y vive de la agricultura de subsistencia y del comercio de productos que vienen en su mayoría de su vecina Nigeria.

El índice de alfabetización es muy bajo y el éxodo rural presenta graves problemas en la actualidad, pues es frecuente la afluencia  masiva de familias que abandonan los poblados, atraídos por las posibilidades que ofrece la intensa actividad comercial de esta ciudad fronteriza.

Este ambiente que rodea a los mercados, tanto de Cotonou como de Porto-Novo, es propicio al contrabando y la delincuencia, observándose un alarmante incremento de niños/as y jóvenes con edades comprendidas entre los 8 y los 18 años, que deambulan y duermen por las calles, tanto del centro de la ciudad, como de los barrios más alejados, buscando cualquier medio para subsistir robando o mendigando en cruces de calle, estaciones de coches, parroquias, mezquitas, etc… siendo sobre todo este el recurso más usado por los/as de edades más cortas. Estos niños/as sufren, por lo general, un absoluto desarraigo de sus familias así como el desprecio de una sociedad en las que en múltiples casos han sido amenazados y/o golpeados por la policía.

En otros casos, los niños realizan pequeños trabajos en los mercados: transportar mercancías, sacar las basuras, etc. o se pasean por los puestos de comida, alimentándose de los restos o limpiando las ollas con “derecho a comer las sobras”.

La formación escolar de estos/as menores es prácticamente nula, siendo muchos de ellos/as analfabetos/as ya que o han dejado la escuela muy temprano o incluso no han ido nunca a ella. Este bajo nivel académico da lugar a que el menor no pueda seguir bien la formación en los talleres existentes por la ciudad debido a su bajo nivel académico convirtiéndose así, el aprendizaje en una explotación y no en una formación para el futuro.